Manuel de Mágina

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A lo largo de las próximas semanas os quiero ir desgranando cómo fue la gestación de la novela. Ponerlo por escrito puede que me ayude a comprender mis propios procesos creativos y quizás resulte interesante para alguno de vosotros. Lo primero que tuve más o menos claro fueron los personajes principales: la mujer, su hija y el chico. Vivían en una de estas urbanizaciones en las que los vecinos de los bloques que la componen comparten un gran patio o plaza interior con piscina, área de juegos infantiles, área con aparatos de ejercicios gimnásticos, un pequeño templete y una fuente solar, dispuestos dentro de un espacio ajardinado. El chico se encuentra ahí con la niña y ambos entablan una relación amistosa. A través de esa relación, se conocen chico y madre, y ya en ese momento está trazado el trío de personajes que posteriormente van a protagonizar HDL. Esto, como veis, no es más que un simple bosquejo, yo todavía no conozco bien a los personajes, ni sus circunstancias, ni sus motivaciones, ni siquiera sus nombres. De hecho, no utilizo este escenario en el que se presentan para el arranque de la historia, como muy bien podéis comprobar, sino que lo cambio por otro, que es el “sufrido” rellano, y digo sufrido porque “soporta” tanto literariamente, que ya es un escenario clásico, como el salón de la casa o el portal, y, además, traslado a los personajes a otra ciudad, que si bien imaginaria, como la primera, está emparejada en la realidad con una real, que no es difícil de colegir.
La semana que viene, prosigo.