Rito

Fui al mar a dejar un beso. Descendía la tarde y era un soplo —la playa desnuda—, una brizna de humor en el tiempo. Silenciosa de niños la arena, solitaria el agua y la espuma, el azul apagándose. Puse en mis labios la sal y la devolví a los siglos de luz y memoria: “Mediterráneo, lleva este beso a la mujer que me amará”.

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